martes, 16 de abril de 2013

Gobernar a golpe de decreto


Una cosa es gobernar con mayoría absoluta y otra muy diferente es gobernar esa mayoría absoluta a golpe de decreto. Y esto es precisamente lo que estamos viendo. Una perversión de la democracia en la que la mitad más uno de los diputados o de los concejales (que no de la ciudadanía) están haciendo valer su condición mayoritaria para cambiar las reglas del juego.  

Se está gobernando por decreto e imponiendo la mayoría simple para hacer cambios de calado. En otros tiempos se imponía el consenso, el diálogo; hoy se impone la mayoría de unos pocos. Una Constitución levantada por el consenso y modificada por una mayoría simple.

La democracia no se puede limitar al ejercicio del derecho del voto cada cuatro años. Nos podemos encontrar como es el caso, con mayorías simples que imponen y gobiernan con la excusa de que les ha votado una mayoría de la ciudadanía.

Frente a esta situación, que hace del Parlament o el pleno municipal un simple trámite, es necesario cambiar su funcionamiento. Es necesario recuperar las mayorías cualificadas para determinados asuntos con el fin, primero, de promover un diálogo y una negociación de los partidos a favor de los intereses de toda la ciudadanía y; segundo, evitar que cada cambio de gobierno suponga un cambio en las reglas del juego.

El problema es que los políticos deberían poner por encima de sus ideologías el interés común y el interés público en lugar del mantenimiento de su estatus y su forma de vida (el homo politicus).

Y dicho esto, no todos los políticos son iguales, ni todos los partidos políticos, ni  toda la derecha es facha ni toda la izquierda es roja o comunista. Hay necesidades que superan los colores, las ideologías y sólo se trata de dejar la palabrería y el insulto para poder pactar. Pero, claro, para ello, hay que dejar de lado los lobbies de poder que están detrás de cada partido y que les hacen esclavos de sus acciones.

Afrontamos, como sociedad, uno de los retos más importantes sino el más importante tras la superación de la dictadura y no podemos caer en la dictadura de la mayoría. Necesitamos la democracia del consenso, de la negociación, de las mayorías cualificadas porque al final lo único que nos debe mover es el interés público, el interés de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas a los que se deben los políticos independientemente de su color político.

Ha llegado el momento de cambiar las reglas del juego de la política, de los políticos/as antes de que ellos sigan cambiando las reglas de toda la sociedad. Así, entre otras cosas es necesario:
  1. Que los políticos/as demuestren una trayectoria laboral y profesional en la vida privada acorde al cargo que van a desarrollar en el cargo público.
  2. Que en el ecuador de la legislatura, el gobierno de turno se someta a una cuestión de confianza de los ciudadanos/as y que si no reciben el respaldo, se convoquen elecciones.
  3. Que cualquier cambio de normativa que vaya afectar a los ciudadanos/as requiera el apoyo de una tercera parte de los diputados/as.
  4. Que todos los gastos de las administraciones sean públicos y de acceso universal.
  5.  Que no se cobren dietas (va en el sueldo) y que si les toca trabajar por la tarde que se vayan a su casa a comer y vuelvan a trabajar como cualquier hijo de vecino. Y si quieren comer fuera, que lo hagan pero que no lo paguemos todos los ciudadanos/as.
  6.  Que se acaben todo tipo de privilegios por el hecho de haber sido político/a.
  7. Listas abiertas en las que poder votar a una persona por su trayectoria, independientemente de su afiliación política.

Y, dejo la lista abierta para ir completándola con vuestras aportaciones y comentarios…

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